sábado, 30 de enero de 2016

Curso intensivo de sexo para dummies


Más acá o más allá de esta historieta
estaba tu pistola de soldado de Rommel
ardiendo como arena en el desierto
un camello extenuado que llegaba al oasis
de mi orto u ocaso o crepúsculo que me languidecía
y yo sentía el movimiento de tu svástica en mis tripas
oh oh oh
Néstor Perlongher

I

La opción más sana
siempre será no recordar
es lo que siempre se dice, lo que siempre me digo
y lo que nunca he sabido bien cómo llevar a cabo.
Recuerdo claramente nubes gordas
muchas nubes
todas atravesadas, haciéndose añicos
por los estruendos de los aviones
tan irreversibles
tú venías ahí adentro
rayos láser súbitos
dirigiéndose en picada fulminante
de ida y vuelta
hacia mi pequeña ciénaga cercada por hierbas
las hierbas finas de mi globo, mi sacrilegio.


II

Los espantos localizados alrededor
nos asustaban, mucho más a ti
pero pronto caímos en cuenta
de que nuestro mutuo espanto era más fuerte
más absorbente
más de salivas que de gritos
más de mano-sobre-carne
que de cuchillo-sobre-alma
la boca llena de alcohol y escorpiones
tu boca: jaula que encierra paraísos
ahí me encerré
dejé la llave a unos pasitos de distancia
me daba lo mismo si la gravedad
y mi torpeza me hacían caer de culo
con tal de mantenerme en cautiverio
dentro de tu jaula
en tus aviones donde éramos como nuevos pasajeros
dos neófitos histéricos
una única compañía entre las olas asfixiantes
un único fulgor sin codeína
dos corazones atorados, un poco secos
una única niebla perforada contundentemente
por un abrazo como bala
como espasmo
como orgasmo.


III

Nadar no es para amateurs
menos en un brillo azul del sol
un camino se hunde para sobrevivir, no para morir
de ese hundimiento surgen peces renacidos
dos peces: uno optimista, el otro no
más tarde, un hombre de barba
junto a él un hombre gordo
ambos en la cama
el hombre gordo abre las piernas con dificultad
el hombre de barba deja que su mundo entre
en la madrugada ya duermen, ya a oscuras
ya todos los vellos juntos
ya ambas respiraciones atonales
alguien prende una luz cerca, en medio de la nada
el hombre de barba se asusta
el hombre gordo lo tranquiliza
con un beso y un roce.


IV

Se dio un último estertor
una última lamida entre los cardos
Bob decía “La muerte no es el fin”
yo diría que el fin no es el fin
nunca
sólo lo es cuando no hay quien lo impida
los dos hombres se ven apartados
separados por un final pensado de antemano
ambos cuellos amarrados con la lengua del otro
ambos disparados hacia un futuro distinto
dos futuros distintos que podrían converger
y van a converger
aunque no sea para siempre
no importa si a uno le falta el aliento
bajo el agua el otro se lo da
el sol no terminará de deshidratar al corazón
un globo está a punto de despegar
va a sobrevolar las amapolas
y aterrizará por fin encima de aquel alfiler
(inclinado, filoso)
tan soñado
tan real
tan big bang.

Guzmán González

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